“La mejor postura que podemos adoptar es aquella que vamos a mantener durante poco tiempo” Mark D Bishop. Como bien dice este doctor en fisioterapia australiano, nuestras posturas sobre todo las que se mantienen durante un tiempo prolongado, no van a ser ni buenas ni malas, sino que van a durar mucho tiempo o poco tiempo y eso va a determinar el grado de estrés fisiológico al que nuestras estructuras se van a ver sometidas.
La mejor postura es aquella que mantenemos durante poco tiempo.
En esta entrada del blog, podríamos no extendernos mucho más allá del primer párrafo de presentación de la temática de la que vamos a hablar. Hemos dicho ya que la mejor postura es aquella que mantenemos durante el menor tiempo posible. Pero vamos a analizar uno de los mantras más repetidos en consulta por la gente que acude a nosotros con dolores de espalda, tanto de la columna cervical, como dorsal y lumbar.
Una de las preguntas que realizamos los fisioterapeutas a la hora de realizar la historia clínica de las personas que acuden a nosotros, es preguntarles por cuál creen ellos que puede ser el origen de su dolor. Una de las respuestas más repetidas suele ser las malas posturas que mantiene en el trabajo o cuando están en casa descansando.
Es después de este momento cuando los fisioterapeutas tiramos el muro abajo y soltamos nuestra frase favorita de “no hay posturas buenas ni malas, sino posturas que se mantienen durante mucho tiempo”.
Una vez soltada nuestra frase estrella, nos disponemos a argumentar nuestra exposición a las personas que acuden a nosotros, para aportarles ese conocimiento que les va a ayudar a entender mucho mejor lo que les acabamos de decir.
Siempre les explico, que no hay posturas buenas o posturas malas. Siempre que nuestros límites fisiológicos lo permitan cualquier postura puede considerarse como “buena”. Y en este punto quiere que te imagines cualquier posición derrumbada en una silla, en el suelo, medio apoyado en una mesa… Y ahora quiero que hagas el itinerario contrario, que te imagines esa postura que han definido como correcta y adecuada para liberarnos de nuestros dolores de espalda; y que mucha gente ha calificado como la postura ergonómica adecuada.
Pues bien, lo siguiente que te voy a pedir es que hagas también conmigo un recorrido imaginario por las estructuras fisiológicas que se están viendo sometidas a un estrés mantenido durante ese tiempo.
Vamos a encontrar músculos, articulaciones, ligamentos, tendones, cápsulas articulares y discos intervertebrales, por ejemplo bajo una demanda de mantener una cierta posición, bajo una demanda de soportar una carga externa y bajo una demanda interna de límite fisiológico.
Por lo tanto si hacemos una comparativa externa vemos que adoptando cualquier postura vamos a poner en tensión las mismas estructuras de una manera diferente. Pero en definitiva vamos a tener músculos realizando contracción concéntrica, ligamentos dando estabilidad a una articulación, articulaciones en un determinado rango de movimiento…etc.
Así pues, con este pequeño recorrido, ¿por qué decimos que una postura no es mejor que la otra?
Pues por el simple hecho de que con cualquier postura mantenida en el tiempo nuestro cuerpo va a sufrir de igual manera. Si que es cierto que en una postura van a sufrir más unas estructuras que otras. Pero en cualquier posición que adoptemos nuestro cuerpo va a tener que realizar un esfuerzo.
Por ello, podemos decir que las posiciones que menos dolor nos van a generar son las que menos duran. Por norma general, nos empieza a aparecer dolor en nuestro cuerpo, cuando no está preparado ni fortalecido para soportar la carga externa a la que le estamos exigiendo.
Si nos fijamos en otras culturas, sus posiciones de reposo y descanso son posturas que para los países occidentales son posturas de mucho estrés fisiológicos. En Asia, la posición conocida como sentadilla profunda, se considera una posición de descanso, mientras que en nuestro mundo es considerada una posición muy difícil de soportar. En muchas tribus de Africa se sientan en el suelo cruzando las piernas y con unas curvaturas de la espalda que en Europa o los países occidentalizados son consideradas prohibidas por la sociedad por ser potencialmente dañinas.
Pero nada más lejos de la realidad. Los estudios llevados a cabo, no muestran que esas poblaciones padezcan más problemas de espalda que nosotros. Es más su índice de dolor del raquis es más bajo que en Occidente.
Se puede destacar de esto que nosotros no estamos entrenando nuestro cuerpo para soportar largas horas frente a un ordenador, da igual la postura que sea. O no estamos preparados para estar leyendo un libro, viendo una película o viajando en un coche durante un tiempo prolongado.
En otras culturas, el tiempo que pasan en posiciones mantenidas es mucho menor al que nosotros pasamos en nuestro mundo. Además en otras culturas los desplazamientos suelen ser caminando, tienen interiorizados bailes y danzas a diario para festejar, celebrar y agradecer sus vidas y sus días y sin embargo nosotros cada vez somos una población más sedentaria y menos entrenada y preparada.
No podemos identificar a una postura como la mejor para prevenir el dolor de espalda.
Por lo tanto no deberíamos recomendar adoptar una determinada postura para trabajar, comer o tumbarnos en el sofá. Más bien deberíamos recomendar el cambiar a menudo de posición, hacer pequeñas movilizaciones corporales cada cierto tiempo y sobre todo fortalecer nuestro cuerpo para las demandas fisiológicas a la que le vamos a someter en nuestro día a día.