Realidades y mitos de la fascitis plantar.

“El científico no es aquella persona que da las respuestas correctas, sino aquél quien hace las preguntas correctas.” Claude Lévi-Strauss. Dentro de la fisioterapia ya hemos hablado de la importancia de la entrevista personal dentro de la historia clínica. Cuando viene una persona con un dolor en la planta del pie, no siempre es una fascitis plantar.

Las preguntas que vamos a ir haciendo a lo largo de la sesión nos van a dar la clave para realizar un correcto diagnóstico diferencial de cualquier patología. La fascitis plantar no se va a librar de esta criba y muchas de nuestras preguntas nos van a aportar muchas pistas sobre la posible lesión.

Cómo diagnosticar una verdadera fascitis plantar y en tal caso de qué manera tratar la patología.

Persona que acude a consulta, con un dolor en la planta del pie, generalmente en la zona media del talón y que irradia hacia el resto de la planta del pie. Caminando mejora, pero cuando para la actividad el dolor aumenta. Puede ser una fascitis plantar pero vamos a ir desgranando qué tipo de dolor y dónde se localiza para saber si realmente se corresponde con dicha patología.

El pie como cualquier otra zona del cuerpo hay que entenderlo, valorarlo y diagnosticarlo dentro de un gran sistema. El dolor en la planta del pie suele ser muy incapacitante y de larga duración, pudiendo llegar a generar un dolor complejo.

Vamos a ver qué pasos vamos a seguir para realizar un buen diagnóstico diferencial en ese dolor del pie.

Lo primero que vamos a preguntar a la persona que acude a nuestra consulta es preguntarle por el tipo de dolor y la localización de este. Dentro de este apartado vamos a preguntar por si el dolor es unilateral o bilateral. Parece una perogrullada pero nos aporta mucha información sobre si el dolor es de origen músculo-tendinoso, neuropático o inflamatorio. También debemos preguntar el momento del día en el cual tenemos dolor. Si predomina el dolor más por la noche o por el día. Nos va a determinar la información que vamos buscando.

Lo siguiente que tendremos que preguntar a la persona aquejada de la planta del pie, será preguntar si el pie le duele solo al apoyarlo, cuando está en el aire o en reposo. Deberemos preguntar si tenemos un aumento de la sintomatología al caminar o cuando cesamos de realizar la actividad deportiva o si por el contrario solo duele al estar de pie en estático. Incluso puede que el dolor aparezca en cualquier situación.

Lo siguiente que haremos será preguntar por la localización del dolor, si es en la zona del espolón, en el centro del talón o a lo largo de la planta del pie.

Los dolores en la planta del pie pueden estar ocasionados en la mayor parte de las veces por otras alteraciones que no tienen nada que ver con la fascia plantar. Este dolor puede ocasionarse por una neuropatía o neuralgia, las más frecuentes son las que se producen en la ramificación del nervio plantar lateral o en el nervio calcáneo en su rama anterior, por una tendinopatía del cuadrado plantar, una tendinopatía del  flexor corto del primer dedo o una bursitis periaquílea.

Cuando hablamos de una afectación de la fascia plantar el dolor se refleja desde el talón del pie hacia los dedos pasando por la planta del pie. Si nos encontramos un dolor en el talón únicamente no vamos a poder denominarlo fasciopatía, pues anatómicamente la fascia no se inserta en esa zona.

Con toda esta información antes de empezar nuestra exploración visual, para ver cómo apoya el pie en el suelo, cómo tenemos nuestro arco plantar, nuestro calcáneo respecto a la vertical que nos va a dar la información de si tenemos un calcáneo valgo o varo, lo que va a determinar un pie plano o cabo. Y posteriormente llegará nuestra exploración manual, tanto para ver la movilidad global del pie, como para testar la movilidad de todas las estructuras que encontramos dentro del pie.

Ante cualquier dolor debemos siempre realizar muchas preguntar para asegurarnos que llegamos al razonamiento correcto.

Desde este blog he hablado ya muchas veces de la importancia en dedicar unos minutos a que la persona que acude a nuestra consulta nos explique bien su problema. Nuestra habilidad como clínicos va a recaer en la pericia que tengamos para preguntar y extraer la información necesaria para llegar a un buen diagnóstico. No debemos caer en el error de dirigir nuestras preguntas para sacar una información que llevemos ya prefabricada en nuestra cabeza sino que debemos realizar una serie de preguntas abiertas, dejar que las personas se expresen y una vez con esa información realizar una pregunta u otra para conseguir tener cuanto más información relevante mejor.

En muchas ocasiones mis profesores me hablaban de que gracias a nuestras preguntas, las personas nos van a ir orientando en la búsqueda del tesoro.

Como siempre os diré, cuando me despida de vosotros,
¡Salud y Vida! 
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